Catamundi
ALGO DE HISTORIA
«El descubrimiento de un buen vino es cada vez mejor para la humanidad que el descubrimiento de una nueva estrella.»
Leonardo da Vinci.
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Donde comenzó el cultivo más o menos intensivo de la vid fue en Mesopotamia.
En el Mesolítico 9000 a.C. las poblaciones más asentadas de agricultores y ganaderos poseían diferentes variedades de vid entre ellas destacaremos:
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Vitis vinifera pontica (Mesopotamia) madre de la actual Pinot noir
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Vitis vinifera orientalis, asentada en el valle del Jordán (Israel)
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Vitis vinifera occidentalis, cultivada en el antiguo Egipto
El pueblo Fenicio transportó la Vitis vinifera desde Tiro hasta la Península
Ibérica (España y Portugal) asentando el cultivo. Le siguieron griegos y romanos.
Las deidades fueron cambiando de nombre aunque su significado era el mismo, así para los griegos fue Dionisos y Baco para los romanos. En principio el vino era consumido únicamente en fiestas y su consumo nunca era diario, el vino así se convirtió en cultura ya que se le ofrecía culto obligado, y a las reuniones para gozar de este se las conocía como fiestas dionisiacas. En el caso del pueblo romano mucho menos religioso se normalizó el consumo aunque heredaron las reuniones para ensalzar al dios Baco pasando estas a denominarse bacanales, en el año 189 a. C. mediante un edicto se prohibió las fiestas en las vías públicas de las ciudades.
Son conocidos de esta época por diversos escritos de autores
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El Vino de Ismaros, conocido por su mención en La Odisea, Ulises según cuenta la leyenda embriaga al cíclope Polifemo con este vino dejándolo posteriormente ciego y así pudo huir de la isla.
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Vino de Creta, elaborado con uvas pasas
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Vino de Cos, unión de vino tinto + H2O de mar
Con la caída del Imperio Romano y las invasiones bárbaras en 476 d.C. el cultivo de la vid fue reducido aunque no llegó a desaparecer, por el contrario en España con la invasión musulmana en el año 711 d.C. y pese a que el Corán prohíbe el consumo de alcohol, el viñedo eleva sus hectáreas de cultivo.
El auge del vino fue gracias a la religión cristiana ya que la sangre de Jesucristo fue asumida al vino. Los grandes maestros del vino no fueron otros que los frailes y monjes de la edad media. El cristianismo destrona al dios Baco pero aporta una legión de santos protectores de la vid y del vino como San Roque, San Morando, San Kilian, San Urbano, San Vicente Mártir, San Goar. La vid y el vino se fueron extendiendo hacia el este europeo llegando a países como Hungría.
La Vitis vinifera fue introducida en México por los españoles en el siglo XVI, y de allí paso a California. En 1769 los franciscanos plantaron las primeras vides españolas en San Diego, en 1824 y se creó en Los Ángeles el primer viñedo de explotación comercial.
Francisco Carabantes uno de los conquistadores del Perú introdujo el cultivo de la vid a la vez que instruían a los indígenas de Cuzco, de aquí paso a Chile extendiéndose hacia el sur y en tiempo de la colonia este cultivo fue objeto de reglamentación por parte del gobierno español, que pretendía defender así las exportaciones a América.
La introducción de la viña en Argentina también se remonta al siglo XVI cuando los españoles tomaron posesión de la Pampa. Después bajando de las altas planicies y de las regiones mineras de Bolivia llegaron al piedemonte andino. La viña plantada por los franciscanos y los jesuitas con la paciente e ingeniosa obra de los habitantes de Cuyo, y los sistemas de irrigación inventados por los inmigrantes italianos contribuyeron a la formación de los llamados oasis vitícolas. Los conquistadores portugueses hicieron lo mismo en Brasil.